sábado, 15 de agosto de 2009

Carta abierta a mi amigo Alberto Zapater

En ocasiones, en este mundo tan complicado y sin sentimientos que es el fútbol, se necesitan referentes, identidades, alguien cercano a quien idolatrar y con quien poder soñar parecerse. En un universo deportivo en el que prima la venta de jugadores por astronómicas cantidades, valorando más su rendimiento comercial que el deportivo, espero no echar de menos a mi querido amigo.

Sí, ese que, vistiendo los colores blanquiazules, se le quedaron grabados en el alma tras cinco temporadas en el equipo de su vida. Sólo los que sabemos lo que es ir ascendiendo poco a poco, hasta lograr el sueño de tu vida (sueño que únicamente unos privilegiados lo hemos disfrutado), apreciamos y valoramos las lágrimas que se le caían a mi amigo el día de su adiós, tal vez un hasta luego.

Te deseo lo mejor en esta nueva vida que comienzas. Será difícil, pues tienes varias barreras que esquivar, pero seguro que a base de constancia (tozudez decimos aquí), las podrás rodear y seguir adelante.

Que te vaya bonito, Alberto.